El show de "La ballena tatuada" celebra el V Centenario de la primera vuelta al mundo

Juan Sebastián Elcano llegó a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522 a bordo de la Nao Victoria completando la primera vuelta al mundo de la historia. El cómic de Darío Adanti La ballena tatuada recuerda esta gesta y ahora se transforma en un show musical y visual que se pudo ver por primera vez de forma gratuita en el Espacio Fundación Telefónica.

Este falso documental gráfico, en el que Darío Adanti mezcla la crónica de viajes con leyendas y canciones marineras reales o inventadas, es tanto una recreación de este primer viaje de circunvalación a la Tierra como un homenaje a los navegantes de los siglos XVI a XIX que se atrevieron a explorar aquellas aguas en condiciones tan precarias, sin olvidar a los haush, selk'nam o aónikenk, habitantes de las tierras australes desde tiempos remotos.

El show cuenta las pequeñas historias reales pero perdidas de aquel viaje. Todo ello mezclando música y dibujos en directo, con proyecciones animadas en varias pantallas semi circulares que reconstruyen la esfericidad de la Tierra, que culminó Elcano. Con el uso de animaciones, luces y escenografía, se crea un emocionante relato audiovisual en directo sobre las pequeñas historias de aquellos que también protagonizaron la gran gesta hace 500 años. Inaugurando así, la globalización de los tiempos modernos.Un homenaje a aquellos que hace 500 años lograron lo imposible: demostrar que la Tierra era redonda con barcos de madera, brújula y compás, y la importancia que este hecho fundamental para la historia de nuestra especie tiene en el mundo actual, así como el choque entre familias dispersas del homo Sapiens que, hasta entonces, jamás se habían encontrado.

El show, además de contar con las canciones en directo de Ricardo Vicente, cuenta con Darío Adanti, dibujando y animando en el escenario a la vez que lee fragmentos de aquellas historias olvidadas, narradas con la interacción de sus dibujos y las animaciones y efectos visuales y de luces en varias pantallas a cargo de Maxi Gilbert. De este modo, el relato pasa a ser una mezcla de concierto, película, poesía y teatro en directo, donde las pantallas circulares y las proyecciones conforman una realidad inmersiva que integra al músico y al dibujante en la travesía audiovisual.