La Ciudad Sin Nombre 3. La tierra dividida

Para nativos y forasteros a partir de 9 años

Convertido en el general de todas las espadas y tras su golpe de Estado, Erzi se ha hecho con la fórmula de Napatha, el fuego destructor de los fundadores originales de la Ciudad sin Nombre. Como nuevo gobernante defensor de la ciudad, no tarda en utilizarla contra el ejército Yisun que se ha instalado frente a las puertas fortificadas de la ciudadela. Kaidu y Rata, aunque impotentes ante esta inigualable demostración de fuerza, han tomado una decisión: cueste lo que cueste, arrancarán la fórmula de Napatha de las manos del nuevo general. La tarea no será fácil, sobre todo porque la enigmática Mura se interpone en su camino...

La tierra dividida, tercer tomo de La Ciudad Sin Nombre y desenlace de la trama socio-política de esta saga, ha sido recompensado con un premio Eisner al Mejor cómic infantil en la categoría 9 a 12 años en 2019. Faith Erin Hicks, gran fan de Calvin y Hobbes así como de la saga Bone, mantiene como eje principal de su relato la inesperada amistad de Kai y Rata. Sin embargo, como vencer a un dictador y su ejército no es cosa de dos, aprovecha también para darles más espacio a ciertos personajes secundarios como los padres de Kai y los monjes del Corazón de piedra. La resolución de la trilogía es por lo tanto una historia coral, llena de acción y giros, duras revelaciones y esperanza. Como comentó el escritor norteamericano Scott Westerfeld: “Esta historia de alianzas inesperadas lo tiene todo: personajes ganadores, un escenario suntuoso y agudas observaciones sobre el poder y la historia. La Ciudad Sin Nombre alberga una profundidad insospechada a primera vista”.

“Tiene todo lo que los lectores más jóvenes demandan en una obra: un gran ritmo narrativo, una historia llena de conspiraciones y acción, humor, un dibujo de lo más atractivo y unos protagonistas bien construidos con los que se pueden identificar.

Los aficionados a la ficción histórica encontrarán en este libro un relato apasionante sobre cómo la gente se adapta, lucha, o, sencillamente, soporta la vida bajo el control de otros